Rufino Tamayo
Su obra
fusiona elementos de la cultura mexicana —como el arte prehispánico y popular—
con influencias del arte moderno internacional, especialmente el cubismo y el
expresionismo. Fue conocido por su uso vibrante del color, la simplificación de
las formas y su interés por la figura humana y los símbolos cósmicos. Además de
la pintura de caballete, exploró técnicas como el mural, el grabado y el
mixografía (técnica gráfica que él ayudó a desarrollar).
Tamayo
realizó murales en México y el extranjero (como en Nueva York y París) y expuso
en los principales museos del mundo. Entre sus obras más conocidas se
encuentran El hombre (1953), Dualidad (1964) y El universo (1981).
Fue un
puente entre la tradición mexicana y la modernidad global, logrando
reconocimiento internacional y dejando un legado que impulsó la apertura de la
plástica mexicana a nuevas corrientes. En su honor se creó el Museo Rufino
Tamayo en la Ciudad de México, que alberga parte de su colección y obras de arte
contemporáneo internacional.
Murió en
1991 en la Ciudad de México, dejando una obra vasta que sigue inspirando a
generaciones de artistas.
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